Si bien subir imágenes de nuestra vida cotidiana a Internet no parece ser una acción arriesgada, la parte oscura del mundo digital siempre está atenta en sacar rédito de ello.
Hacer público fotos y videos de nuestras vacaciones, trabajo o familia en las redes sociales es una forma útil para conectar con amigos y ayudar a mantener nuestras conexiones familiares.
Todos lo hacemos sin pensarlo demasiado, buscando generar una respuesta positiva por parte de los usuarios de nuestro círculo. A pesar de esto, es esencial hallar un balance entre mantenerse conectado y compartir en exceso.
Lo que puede parecer una acción inofensiva, como subir una foto a Instagram, Facebook, entre otras redes sociales, podría exponer a las personas a una variedad de riesgos que van desde la pérdida de privacidad hasta el robo de identidad. El peligro de compartir fotos personales en las redes es mucho mayor de lo que la mayoría de las personas se imagina.
La información personal: Un tesoro para los ciberdelincuentes
Cada vez que compartimos una foto, también compartimos detalles sobre nuestra vida que pueden ser utilizados en nuestra contra. Cada una de estas imágenes incluyen información sobre nuestra ubicación, nuestra familia y amigos, además de los hábitos y preferencias.
Por otro lado, hay que mencionar el concepto de los metadatos que acompañan las imágenes, como la geolocalización, donde un ciberdelincuente podría saber exactamente dónde y cuándo fue tomada la foto, lo que revelaría la ubicación de una rutina que podría ser habitual.
Esto representa un gran riesgo, y afortunadamente muchos modelos de celulares permiten deshabilitar esta opción, la cual se suele observar demasiado en los dispositivos iOS.
De igual forma, las imágenes de niños o de lugares frecuentados podrían usarse para rastrear sus actividades y poner en peligro la seguridad de los más vulnerables.
Con esta información recopilada, los atacantes podrían ir más allá, como contactarse por correo electrónico con la víctima y extorsionándola, lo que también atenta contra la privacidad de la familia afectada.
Otro apartado muy crítico es cuando se publican imágenes de documentos sensibles, como entradas a eventos, boletos de avión, licencias de conducir y carnets de trabajo, ofreciendo en bandeja a los ciberdelincuentes los datos necesarios para cometer fraudes y buscar el robo de identidad.
Incluso, algo tan simple como una foto de perfil puede ser manipulada y usada en cuentas falsas o en casos de suplantación de identidad. Usar estas imágenes para crear perfiles falsos puede derivar en casos como estafas o dañar la reputación de una persona u organización.
El ciberacoso como un peligro constante
El acoso en línea es una de las mayores amenazas que enfrentan los usuarios de redes sociales, donde compartir fotos personales puede aumentar enormemente el riesgo.
Fotos que revelan demasiado pueden atraer la atención no deseada de personas malintencionadas, precisamente con los acosadores que pueden utilizar estas imágenes también para extorsión.
En este tipo de casos, las mujeres y los menores de edad son particularmente los sectores más vulnerables. Una foto aparentemente inocente puede ser sacada de contexto, manipulada o compartida en sitios web sin el consentimiento de la persona, lo que puede generar graves consecuencias emocionales y psicológicas.
Un informe de Statista reveló que el 38% de las personas ve casos de ciberacoso en las redes sociales a diario.
El rol de la IA generativa
Con el avance de la inteligencia artificial, específicamente de la IA generativa, ha surgido un nuevo peligro: la creación de deepfakes.
Estas tecnologías permiten generar imágenes y videos falsos de personas, utilizando como base fotografías que se encuentran en internet, incluidas aquellas que se comparten y se recopilan posteriormente en redes sociales.
Publicar fotos personales aumenta el riesgo de que estas sean manipuladas por sistemas de IA para crear contenido engañoso o dañino.
A medida que evolucione esta tecnología, más realistas se volverán estas imágenes faciales, lo que facilita la creación de videos o fotos donde se simulan acciones que la persona jamás ha realizado. Esto particularmente se ha usado para dañar la reputación de individuos, fabricar noticias falsas o incluso realizar extorsiones, lo que deriva en consecuencias personales y profesionales para la víctima.
El problema que radica en la IA generativa, al igual que con otras tecnologías, es que una vez que las fotos personales están en la red, cualquier persona tiene acceso a ellas, y utilizarlas para crear contenido falsificado se vuelve al alcance de la mano.
Por tal motivo, es crucial que las personas estén conscientes de que, además de los riesgos tradicionales, el avance tecnológico añade nuevas capas de peligro en la publicación de imágenes personales.
En definitiva, la necesidad de ser prudente en las redes sociales debe estar presente en cada momento que navegamos en internet, ya que la exposición pública a través de imágenes puede atraer amenazas que van desde el robo de identidad hasta el acoso.
Debemos ser selectivos con lo que compartimos y mantener privado lo que consideramos más personal. De esta manera, ayudaremos a proteger nuestra privacidad y seguridad en línea, siendo un aspecto crucial para una sana convivencia en la era digital.