Contó con el apoyo del gobierno nacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Centro de Competencia Cibernético de Latinoamérica y el Caribe, además del apoyo técnico de la OEA.
El encuentro se desarrolló en el marco del proceso de co-creación de una Estrategia Nacional de Ciberseguridad (ENC) con participación de cerca de 300 representantes de diversas instituciones públicas, organizaciones civiles, sector privado e incluso referentes de la academia, buscando generar espacios colaborativos.
El director ejecutivo de Agesic, Hebert Paguas, remarcó la importancia de contar con una política de gobernanza nacional y transversal de seguridad de la información como una política de Estado.
También se sumaron representantes locales de la OEA y el BID, quienes se mostraron predispuestos a la colaboración y valoraron la importancia de sumar especialistas internacionales en la búsqueda de acompañar las instancias de trabajo y colaboración institucional.
En adición, el encuentro contó con la participación del CSIRT del gobierno de Chile, que es el único país sudamericano hasta la fecha que cuenta con una ley nacional en el marco de la Ciberseguridad.
En ciberseguridad la colaboración es esencial, y esto no se limita a nuestras fronteras. Esta invitación de Uruguay fue una excelente instancia para intercambiar experiencias y mejores prácticas entre especialistas de España, EE.UU., Colombia, Uruguay y Chile, lo que no solo beneficia a un país sino que nos fortalece a todos», contó Bravo Lillo, jefe del CSIRT de la República de Chile.
Se abordaron temáticas de gobernanza nacional, prácticas seguras para promover la cultura de seguridad digital, infraestructuras de información críticas y la creación de un ecosistema de ciberseguridad que impulse la industria. También se han presentado perspectivas globales y regionales acerca de la política internacional con respecto a ciberdefensa y cibercrimen, buscando mejorar el proceso de formulación estratégica.
Se estima que la seguridad informática sea uno de los ámbitos con más demanda de cara al futuro, con un estimado de 3,4 millones de puestos sin cubrir en el mundo y siendo 500.000 de esas vacantes en Latinoamérica.