En el panorama de cara a lo que serán los comicios presidenciales a celebrarse en Noviembre en el país que comanda Joe Biden, Estados Unidos realizó una nueva denuncia contra Rusia debido al WhisperGate y acusaciones de desinformación.
Quedó demostrado en estos últimos tiempos que los conflictos geopolíticos se han estado moviéndose hacia el apartado informático. En el marco de una posible «guerra fría cibernética«, los principales bandos, Estados Unidos de un lado y Rusia del otro, se han acusado mutuamente debido a las interferencias que han existido por parte del país que preside Vladimir Putin en el marco de las elecciones presidenciales, así como también en el ciberataque que ha sufrido Ucrania en 2022.
Es que constantemente han existido casos donde, teniendo en cuenta el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el ámbito cibernético no ha quedado excluido. Y no es necesario remontarse hacia 2017 cuando NotPetya y BadRabbit eran los principales malware de ciberguerra, sino que en 2022 el ciberataque WhisperGate fue el principal escándalo que buscó filtrar datos desde Kiev, así como también destruir sistemas informáticos vinculados con el gobierno y la OTAN.
WhisperGate actuó como un wiper, es decir, si bien tiene un comportamiento similar al de un ransomware, este no solicita un rescate, sino que directamente se apodera de los datos y los destruye, dejando sin posibilidad a la víctima de recuperarlos.
En ese sentido, el Departamento de Justicia de Washington ratificó dicha denuncia contra seis cibercriminales rusos, señalados por conspiración para cometer intrusión informática, cometer fraude electrónico, entre otros delitos, ofreciendo una recompensa de más de $60 millones de dólares por información sobre sus actividades o ubicación.
Además de Ucrania, otros países de la región europea pertenecientes a la OTAN también habrían sido víctimas del ataque, que podría haber comprometido datos personales de los ciudadanos y servidores de infraestructuras críticas.
Según informó el Departamento del Tesoro, Rusia fue el responsable del 75% de los ataques cibernéticos en el país norteamericano desde 2021, una cifra que aumentó desde hace unos años y con una mayor capacidad de adaptación a medida que avanza la tecnología.
Por otro lado, Estados Unidos también elevó una acusación contra medios estatales rusos alegando que habrían pagado a una empresa de contenidos con sede en E.E.U.U. para la distribución de desinformación, la cual generó millones de visitas.
Este contenido descrito como «propaganda rusa» habría sido visualizado en plataformas como TikTok, YouTube, X, Instagram, entre otras redes sociales de alta repercusión.
Supuestamente, los temas tratados en esos contenidos de multimedia se centraban en la inmigración y la inflación, los cuales beneficiarían al candidato opositor Donald Trump en su búsqueda por retornar a la Casa Blanca.
Posteriormente a la acusación, se secuestraron más de 30 dominios en Internet usados para dichos fines de desinformación, debilitando además el apoyo a Ucrania.
El Departamento de Estado también incluyó el ofrecimiento de $10 millones de dólares a cambio de material que delaten las influencias sobre las elecciones estadounidenses.
En los comicios del año 2016, también se acusó fuertemente a Rusia de interferir a favor de Trump, alcanzando un momento crítico en las relaciones entre ambas potencias mundiales.