En un complejo y altamente interconectado ecosistema de la ciberseguridad, los ataques a la cadena de suministro (traducido del inglés Supply Chain Attacks) han emergido como una de las amenazas más insidiosas y devastadoras.
Los ciberdelincuentes suelen buscar diversas formas de atacar a las organizaciones, centrándose siempre ser efectivos y eficaces. Partiendo desde ese punto, podemos pensar en una gran diversidad de ciberataques tradicionales, aunque pocas veces se pone sobre la mesa hablar sobre los ataques a la cadena de suministro.
A diferencia de los primeros, donde los atacantes se dirigen directamente a una compañía específica, los Supply Chain Attacks explotan las relaciones de confianza entre las empresas y sus proveedores, vulnerando software, hardware o servicios en su origen para luego acabar comprometiendo a una organización derivada.
Aquí los cibercriminales, en lugar de atacar sin rodeos a su objetivo, prefieren centrarse en su proveedor o tercero de confianza, explotando vulnerabilidades que luego se propagan a través de la cadena de suministro.
Podemos tomar en cuenta este ejemplo de un antecedente reciente. Si bien el incidente de CrowdStrike no fue provocado por un ciberataque, tras la falla de la compañía que provee software de seguridad, muchos de los sistemas operativos Windows se vieron afectados, sin que sea responsabilidad directamente de la misma Microsoft, pero viéndose comprometida.
Las principales razones para considerar los ataques a la cadena de suministro como especialmente peligroso se basa principalmente en la escalabilidad, ya que un solo ataque exitoso puede propagarse a cientos o miles de clientes, multiplicando el daño y haciendo más complicada la respuesta y mitigación. Ese amplio alcance al que tiene acceso lo hace realmente complejo para una enorme gama de sectores y organizaciones en múltiples países.
Para poder hacerle frente de una mejor manera a este tipo de incidente, es importante hacer una correcta evaluación de los proveedores o compañías que están conectadas directamente a la cadena de suministro de su organización. Realizar evaluaciones exhaustivas, incluyendo auditorías de seguridad y viendo si cumplen con los estándares requeridos en la industria, a cada uno de las empresas vinculadas es vital para evitar que el impacto sea masivo.
En definitiva, los ataques a la cadena de suministro representan una amenaza creciente en el panorama de la ciberseguridad, teniendo un potencial para causar daños a gran escala y comprometer a múltiples organizaciones simultáneamente. Es crucial pues adoptar un enfoque proactivo en la gestión de riesgos, manteniendo una vigilancia constante en las prácticas de los proveedores.
Solo a través de una combinación de buenas prácticas y evaluación continua se puede mitigar el riesgo de estos ataques amenazantes y así proteger la integridad de las operaciones críticas.