Dentro de un mundo que cada vez se lo observa más digitalizado, la ciberseguridad debería resultar una prioridad fundamental en cualquier organización. Sin embargo, con frecuencia se percibe más bien como un gasto en lugar de ser una inversión estratégica de cara a prevenir posibles ataques informáticos. ¿Por qué sucede esto y cómo podemos cambiar esta percepción?
La era digital está presente con nosotros desde comienzos de este siglo, donde la información se transmite a través de las redes globales y cada transacción se puede realizar en segundos.
Pero cada una de estas conexiones debe ser monitoreada para poder garantizar su seguridad y que ningún actor malicioso no autorizado pueda interceptarla, modificar su contenido y sacar un rédito económico.
De ahí parte la visión de que la ciberseguridad se haya convertido en una necesidad imperativa para cualquier compañía e individuo.
A pesar de los crecientes riesgos y amenazas cibernéticas que han estado surgiendo en los últimos tiempos, muchas empresas aún perciben que la seguridad informática representa un gasto más que una inversión que permite evitar pérdidas significativas en el futuro, ya sea en dinero o información igualmente valiosa.
Esta visión limitada lamentablemente puede llevar a consecuencias devastadoras, desde la pérdida de datos confidenciales hasta daños irreparables en la reputación de la empresa.
Por eso es sumamente necesario cambiar esta narrativa para que las organizaciones comprendan que la ciberseguridad se debe observar desde un plano de inversión estratégica y vital.
Pero la pregunta realmente radica en, ¿Por qué las gerencias aún perciben este apartado como un gasto adicional más que una inversión?
Uno de las principales razones podría llegar a ser la invisibilidad de los beneficios, pues la gran mayoría de estos no son tangibles a corto plazo y apuntan a notarse en el mediano o largo plazo, o incluso recién cuando un ataque suceda.
Además, cuando las medidas de seguridad funcionan correctamente, parece que no sucede nada. Es difícil para los líderes empresariales cuantificar los incidentes que no ocurren gracias a las medidas preventivas, sabiendo también que todo ocurre dentro de un entorno digitalizado. Esta invisibilidad hace que la ciberseguridad se vea como un gasto sin retorno evidente.
Otro motivo incluye los costos iniciales elevados. Implementar soluciones robustas puede requerir una inversión inicial significativa, lo cual impacta mucho más en las pequeñas y medianas empresas, donde estos costos pueden parecer prohibitivos.
Sin embargo, sabemos que es crucial ver estos costos como una inversión en la protección de activos críticos y en la continuidad del negocio a largo plazo.
Se agrega también la posible falta de comprensión por parte de la gran mayoría de la pirámide jerárquica de la compañía. Muchos responsables de la toma de decisiones pueden no entender completamente los riesgos y amenazas cibernéticas, ya sea por desconocimiento, rango etario, ignorancia, entre otras razones.
Esta falta de comprensión puede llevar a subestimar la importancia de la ciberseguridad. Por tal motivo, es crucial educar a los líderes empresariales sobre la naturaleza y magnitud de los riesgos cibernéticos, independientemente del puesto que el educador ocupe dentro de la organización.
Saber cómo funciona una buena estrategia de ciberseguridad permitirá mitigar riesgos futuros y evitar pérdidas significativas.
A veces la gerencia ordena darle prioridades a otras áreas, administrando de una forma u otra sus recursos financieros. Esto hace que quizá la seguridad informática quede en un segundo plano, haciendo parecer que no es tan urgente invertir en ello.
No obstante, un incidente de ciberseguridad puede tener un impacto devastador en la reputación y las finanzas de una empresa, haciendo que la inversión en seguridad sea crítica.
Otros directamente tienen una excesiva confianza y creen erróneamente que no son un objetivo atractivo para los ciberdelincuentes o que las medidas básicas de seguridad son suficientes, lo cual está muy alejado de lo que ocurre realmente.
Esta confianza excesiva puede llevar a una inversión insuficiente, dejando a la empresa expuesta a ataques informáticos.
El inconveniente escala aún más cuando se trata de países donde existe una notoria falta de regulación y cumplimiento, con legislaciones y normativas muy poco estrictas sobre la ciberseguridad en los entornos empresariales.
Esto produce una carencia de incentivos de cumplir con regulaciones específicas, pues son prácticamente inexistentes.
Afortunadamente, cada vez más gobiernos están implementando regulaciones más estrictas, lo que puede cambiar esta dinámica.
Ahora bien, ¿Cómo se puede cambiar esta percepción y hacer ver a la ciberseguridad como una inversión?
En primer lugar, es sumamente necesario educar a los líderes empresariales sobre los riesgos y costos asociados con los incidentes de ciberseguridad. Mostrarle ejemplos e historias reales donde la falta de inversión ha traído consecuencias devastadores es un buen punto de partida para modificar la mentalidad.
Ofrecer seminarios, talleres o cursos de capacitación dirigidos a cada una de las partes de la jerarquía empresarial para que comprendan la magnitud de los riesgos cibernéticos y cómo afectan a las empresas puede ayudar a cerrar la brecha de conocimiento y destacar la importancia de invertir constantemente en la ciberseguridad.
También es importante establecer una cultura de seguridad dentro de la organización, donde todos los empleados comprendan su papel en la protección de la información. Concientizar a cada uno de ellos les permitirá controlar cada situación por su cuenta y evitar cualquier incidente que ocurra por falta de lógica humana.
Sabemos que la seguridad digital es un campo en constante evolución, por lo que invertir tiempo y dinero para estar informado de las últimas tendencias del área asegura que la organización pueda estar siempre preparada para enfrentar nuevos desafíos.
En conclusión, la ciberseguridad ha dejado de significar un gasto y cada vez más vamos hacia un modelo el cual es vista como una inversión esencial en el mundo digital de la actualidad. Aunque sus beneficios pueden no ser inmediatamente visibles, proteger los activos informáticos y la continuidad del negocio es fundamental.
Al cambiar esta percepción, nos aseguramos que las empresas puedan mejorar su resiliencia y éxito a largo plazo.